miércoles, 26 de enero de 2011

la tiranía cotidiana

Soy esclava de mi coche.  Esclava del aviso de carburante bajo.  Esclava de la presión de los neumáticos.  Esclava de la revisión a los 20.000.  Esclava del seguro anual... y ahora también esclava de la corrosión de la pintura.  Tengo plaza de parking de la empresa: uauhhhh! y disfruto de una nueva ubicación desde el 1 de enero.  Si, ahora aparco justo debajo del WC de los pájaritos.  Así cada tarde, a las 19:00, muerta de frio y deseando llegar a casa, me encuentro el coche mugriento, repleto de cacas de pájaro y pienso :"pero, cómo me voy a montar en eso????", pero claro, a la fuerza ahorcan, y tiro para casa envuelta en desecho ecológico, sin un ápice de glamour.  Pero la cosa empeora cuando mi conyuge me ve llegar.  ¿Has visto cómo llevas el coche? A mí me daría pena ir en una cosa así todos los días.  ¿No tienes dos minutos para llevarlo al tunel de lavado?  Me muerdo la lengua (muy fuerte, tanto que casi sangro) y respondo, mientras me pongo un delantal y beso a mi hija en la frente, :"mañana, mañana, lo lavo".

jueves, 20 de enero de 2011

¿será una cuestión cultural?

Tenemos un chico de Dinamarca en la oficina, se quedará un tiempo; lo que dure la implementación de no sé que historia que lleva unos cuatro meses sin funcionar.  Os lo podéis imaginar, alto, fornido, rubio natural, de unos 33.  Un chico estupendo.  A  veces come en mi mesa y somos simpáticos con él.  Le hablamos de donde salir, del tráfico, lo normal, y nos guardamos muy mucho de comentar información que pueda utilizar en nuestra contra (como quien bloqueó ayer el sistema informático o lo que pagamos por nuestro menú corporativo).  Pues llega por la mañana y no da los buenos días.  Incluso si se cruza conmigo en el pasillo mira al suelo y no emite sonido. ¿Será una cuestión cultural?. Dicen que es muy tímido.  Puede ser, pero tengo la sensación de que con la rubia de 1.80 de mi departamento se siente más cómodo.

lunes, 17 de enero de 2011

frio que pela en la oficina

Pues la razón de razón de escribir el blog no está muy clara, pero aquí estoy (debo confesar que este es mi segundo intento), y si funciona como todo lo que hago, empezaré, probaré y lo dejaré.  Nunca voy a ganar un premio a la constancia, ni a la paciencia, ni al look perfecto.  Si me dieran un premio a algo sería a la normalidad, menudo logro!!!

Sin embargo, la normalidad está muy denostada.  Hay algo maravilloso en ser normal, y sobre todo en sentirse normal.  Es la clave de la felicidad.  Sentirse parte del mundo mundial, sin desencajar.  Definitivamente voy a hacer un esfuerzo de honestidad y contaré los pelos y señales de esta normalidad aparente en la que bioactúo, por dos razones: la primera, para que, si alguién lo lee, pueda ver que las situaciones absurdas, ridículas y kafkianas a las que se enfrenta las vivimos todos y en segundo lugar, para que puedan preguntar sobre sus dudas de normalidad y quedarse a gusto, y por último, se me acaba de ocurrir, para que yo os pueda preguntar que haría una persona normal en mi situación, muy 2.0.

Hoy, el frio de mi despacho (si, tengo un despacho de unos 8 metros cuadrados con vistas a un árbol caduco, una calle y..., lo siento, a un almacén inmenso con tres ventanas y una puerta azul para el acceso de mercancía.... ahh, y veo un cartel granate que dice SOLIMPAR y algo más, que no llego a leer proque no llevo puestas las gafas- es que me quedan fatal y caí en la trampa de compra unas y te regalamos otro par por sólo 1 € más, pena que no se las hayan metido ........, me dan un look terrible entre Rottermeier y progre venida a nada, que se traduce en el lookbook menos atractivo de la historia-) es inmovilizador; no hay quien se mueva, y todo el mundo viene con el comentario "brrr, que frio hace": <aquí te querría ver yo, con los pies congelados y la nariz helada, y encima pretenderán que trabaje...>