martes, 4 de abril de 2017

Como una regadera

Es terapeútico tener una mascota. Es recomendable para los niños, especialmente para los hijos únicos y para los pequeños más retraídos. Es posible. Sin embargo nadie habla del estrés. Si, el estrés que producen 45 kg que saltan por encima de ti, ponen las patas en la mesa, ladran para que abras la puerta, te lamen en el momento menos conveniente, se frotan el pelaje contra tu pantalón negro, tiran el vaso de leche de la mesa, se comen la cena de los niños etc Hoy tuve mi última experiencia con el miembro canino de nuestra unidad familiar, visita al veterinario por una conjuntivitis recidivante. Allí me presento yo, con mis tacones y abrigo (todavía hace frío por la mañana a la ausencia del sol) esperando en la puerta, sujetando al chucho mientras mantenía la compostura y rezaba para que la situación no acabase en un esguince de tobillo. Tira que tira. Entro a la sala de espera como vaquero en el viejo oeste, arrastrada por la bestia. La veterinaria me mira. "Vaya, gordo, qué fuerza tienes!" (A mi todavía no me ha dirigido la palabra, no existo). Dos minutos mas tarde "Uy, uy, este perro está como una regadera". ¿Lo dudaba alguien? Lo difícil es mantener la cabeza en su sitio, para todos. También para los perros.